Tomado del libro: “En Cristo, en Su Gracia”
A lo largo de todas las escrituras y las cartas apostólicas podemos observar dos dimensiones de la Verdad de Dios. Podemos decir que una es vertical: aquella realidad eterna y consumada de la verdad y la realidad de Dios. Luego podemos ver la dimensión horizontal: La de los hombres, la del tiempo, la dimensión en la cual la eternidad de Dios se dispensa en el tiempo.
Por ejemplo, vemos en las escrituras el “Pacto Eterno de Dios” en Cristo y la Iglesia, como el que leemos en Isaías 54 y 55. Pero también vemos todos los pactos que Dios fue estableciendo con el hombre, dispensando en cada uno de ellos un aspecto del Pacto Eterno. Vemos cómo Dios hizo pacto con Adán, Noé, Abraham, Moisés y el pueblo, etc.
Las escrituras y las cartas apostólicas contienen muchos ejemplos de estas dos dimensiones de realidad.
Cuando logramos ver estas dos dimensiones en las escrituras, podemos alcanzar un mayor entendimiento de nuestra posición y la manera de gestionar aquello que nos fue otorgado por Dios.
- En la realidad vertical Dios es uno.
- En la expresión horizontal vemos a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
- Lo otorgado por Dios es vertical. Las cartas apostólicas destilan constantemente expresiones de aquello que ya nos fue otorgado en Cristo.
- Nuestra gestión es horizontal. Lo otorgado por Dios no nos deja inactivos, sino que nos es encomendada una gestión en el tiempo. Acciones, decisiones, palabras, pensamientos, reacciones, vínculos, proyectos, son todos horizontales.
- La obra consumada de Cristo en la Cruz es vertical.
- Nuestras vidas siendo perfeccionadas y despojándonos del viejo hombre, es horizontal.
- La Iglesia es una realidad vertical. Aquella Iglesia perfecta.
- Las iglesias horizontales son aquellas en vía de perfección, en forma de iglesias locales.
- Hemos sido justificados por la muerte de Jesucristo en la Cruz. Esa es una realidad vertical.
- Luego debemos despojarnos de nuestra justicia personal para ser hallados en Cristo. Eso es horizontal. (Filipenses 3:9).
- Verdad vertical: somos parte de la Iglesia y miembros del Cuerpo de Cristo. La Iglesia ES El Cuerpo de Cristo.
- Manifestación horizontal: debemos alcanzar la madurez necesaria para funcionar en la iglesia de manera efectiva y vital. Debemos ser ministrados hasta alcanzar la estatura del Varón Perfecto. (Efesios 4:13)
- De forma vertical, somos hijos de Dios y somos uno en el Hijo.
- En lo horizontal somos siervos del Señor.
- Fuimos aceptados por Dios, y esa es una realidad eterna y vertical.
- Caminamos en nuestras vidas en la transformación por el Espíritu Santo y procuramos ser aprobados en nuestra obra. Eso es horizontal.
Entender eso nos permitirá vernos completamente aceptados por Dios, para que nuestra gestión diaria ya no sea una búsqueda por ser aceptados por Dios, sino la expresión y manifestación de la posición que nos fue otorgada en Cristo.
Tremenda exposición,GRACIAS ÉSPIRITU SANTO,mucha gracias querido ABEL Ballistreri.
Gracias por compartir
He aprendido mucho;
es realmente liberador el conocimiento de la realidad que nos fue otorgada por la gracia de Dios atreves de Jesucristo. muchas gracias pastor Abel