EL ARREPENTIMIENTO Y LAS OBRAS MUERTAS

Hebreos 6:1-6 dice: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, (2) de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. (3) Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite. (4) Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, (5) y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, (6) y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndolo a vituperio”.

¿Qué es una obra muerta? Es el producto residual de la vieja naturaleza. Las obras muertas son aquellas que produce una naturaleza sometida a la muerte.

El escritor a los Hebreos presenta el arrepentimiento de las obras muertas como un fundamento del evangelio. También lo menciona dentro de los llamados “Rudimentos de la doctrina de Cristo”. Un rudimento es aquello que es sumamente necesario en los primeros pasos de madurez. Son aquellas cosas que deben establecerse en la niñez y que funcionan hasta cierto punto del crecimiento espiritual. Un rudimento nunca debe ser menospreciado, pero tampoco debe perpetuarse. Es por eso que “Hebreos” presenta la necesidad de dejar los rudimentos, pero luego dirá “esto haremos, si Dios en verdad lo permite”. Es decir, los rudimentos no se dejan por voluntad propia, sino por la de Dios y es resultado directo de nuestra madurez.

¿Cuál es la razón por la cual el escritor presenta al arrepentimiento como una herramienta de madurez limitada? Se espera que, al madurar, la Vida de Dios vaya tomando lugar en nuestras almas y las obras que presentamos ya no provengan del viejo hombre sino del Nuevo Hombre.

El arrepentimiento es una acción que debe quitar de nosotros la vieja naturaleza y no un ejercicio que me permite seguir viviendo la misma vida que llevaba antes.

Nota: Al leer la carta a los Hebreos, descubrirá que el escritor presenta al modelo del antiguo pacto como limitado en ese aspecto. Ellos sacrificaban una y otra vez los animales por los pecados, pero seguían en el pecado y nunca consideraron la posibilidad de ser libres del pecado. Pero eso no puede suceder en nosotros, ya que no podemos hacer morir una y otra vez a Jesucristo por nuestros pecados. Ese fue un solo sacrificio y para siempre, que nos limpió y nos hizo libres (recomiendo la lectura completa de la carta para descubrir este hilo conductor). Al llegar al capítulo 13, luego de edificar este pensamiento escalón por escalón, el escritor dirá: “Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio…”. Esa es una expresión contundente de la ineficacia de los modelos del antiguo pacto, donde ellos se arrepentían una y otra vez de sus pecados, pero no dejaban la vieja vida. Los animales morían para que ellos pudieran continuar su vida “dentro del campamento” (la vida común que llevaban hasta ese momento). Pero cuando vemos la Cruz de Cristo, la respuesta en el Nuevo Pacto cambia ROTUNDAMENTE. Ya no deberíamos desear regresar al campamento para continuar la vieja vida, sino que, así como Jesús murió fuera del campamento, nosotros deseamos salir fuera.

LA TRISTEZA Y EL ARREPENTIMIENTO SEGÚN DIOS

2 Corintios 7:9-11 dice: “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. (10) Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. (11) Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto”.

El apóstol Pablo presenta una diferencia entre:

  • La tristeza que es SEGÚN DIOS: Una tecnología específica y eficaz para la madurez.
  • La tristeza que NO es según Dios: Es la tristeza que produce el mundo, la de los hombres sin vida espiritual, la que proviene de las tinieblas.

Note lo siguiente: ambas se llaman tristeza, pero son de naturaleza TOTALMENTE diferente. Ambas se describen con la misma palabra y los mismos sonidos, y hasta es posible que produzcan sensaciones en el alma similares, pero son dos cosas absolutamente diferentes.

  1. La tristeza según Dios produce arrepentimiento según Dios.
  2. La tristeza según el mundo produce arrepentimiento según el mundo y las tinieblas.

Es inequívoco decir que debemos huir del arrepentimiento que propone las tinieblas. El arrepentimiento según el mundo produce:

  • Retroceso.
  • Muerte.
  • Pérdida.
  • Separación de los vínculos importantes.
  • Nos deja mirando al pasado.
  • Nos deja enfocados en el pecado y repitiendo los mismos ciclos.
  • Baja auto estima y orgullo (ambas al mismo tiempo).
  • Distracción y pérdida de tiempo.
  • Inmadurez.
  • Deteriora la fe, produciendo imaginación e idolatría religiosa.
  • Ese es un arrepentimiento que sólo traerá más y más arrepentimiento, pero nunca producirá vida.

El arrepentimiento según Dios:

  • Este arrepentimiento hace que debamos arrepentirnos cada vez menos (“dado que no hay tanto de que arrepentirse”).
  • Produce salvación. No es la salvación del espíritu, la cual sólo es resultado de la acción de Cristo, sino la salvación del alma, por medio del despojo de la vieja naturaleza. (“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación…”)
  • Produce ganancia.
  • Multiplica el fruto del Espíritu.
  • Nos deja mirando la vida y la luz.
  • Nos deja mirando hacia adelante.
  • Realza la vida del espíritu y su grandeza.
  • Nos evidencia LA GRACIA de Dios y eso quita del medio el orgullo.
  • Nos muestra la naturaleza de HIJOS que nos otorga la Cruz de Cristo y eso nos lleva a amarnos a nosotros mismos, quitando de en medio la baja autoestima y el orgullo.

El arrepentimiento religioso es aquel que se produce por acusación y condena. Le dice al hombre: “ERES PECADOR y por lo tanto debes arrepentirte”.

El Evangelio no dice tal cosa, sino que al vernos en error o pecado nos dice: “ESE NO ERES TÚ, despójate del viejo hombre”.

Por lo tanto, el arrepentimiento espiritual es un REGRESO VIOLENTO a nuestra realidad original: LA VIDA EN CRISTO. Este arrepentimiento es una humillación de la naturaleza humana y una exaltación de la vida espiritual.

Romanos 8:1-3 dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (2) Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. (3) Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne…”.

En el Evangelio ya no operamos por causa de la condenación. No es la condenación la que gobierna el arrepentimiento. En el Nuevo Pacto no nos arrepentimos por causa de la condenación, sino que nos arrepentimos por habernos visto EN CRISTO andando en nueva vida y en libertad.

  • En el antiguo pacto, los hombres se arrepentían porque habían pecado y eso les condenaba.
  • En el nuevo pacto nos arrepentimos porque en la Cruz de Cristo el pecado fue condenado.

2 Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

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