ESMERO Y EXCELENCIA

VIRTUD ESPIRITUAL

ESMERO

El esmero es aquella virtud espiritual que nos provoca a realizar cada tarea en preparación para la inspección y aprobación de Dios. Esta virtud se expresa en la calidad de nuestra gestión de vida y afecta desde las más pequeñas acciones hasta las más relevantes y trascendentes.

Colosenses 3:22-24 dice: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. (23) Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; (24) sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”.

Es de esperarse que un hijo de Dios exprese una conducta que, al ser vista por los hombres, se reconoce sustancia de la vida espiritual en esmero y excelencia.

Cuando Jesús se refirió a la parábola de las diez minas, vemos que uno de los siervos expresó una conducta que lo descalificaba para ser parte del Reino.

Lucas 19:23 dice: “¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?”.

Son muchas las razones y excusas por la cual una persona puede perder el entusiasmo o la capacidad de esmerarse en la vida, pero ninguna de ellas es aceptable delante del Señor. La pasividad y la pereza producen personas negligentes frente aquello que Dios confía a administrar.

El esmero y la excelencia están ligadas a la madurez espiritual, debido a que el alma encuentra en la vida del espíritu una fuente de inspiración constante y continua. Esa inspiración nos ayuda a mantener el entusiasmo y las fuerzas activas en aquello que administramos, más allá de los ciclos que experimenta el alma. El esmero nos permite mantener la mirada en los detalles y disfrutar el proceso de edificar con todo aquello que hacemos diariamente.

ESMERO EN LOS ASUNTOS MATERIALES Y ESPIRITUALES

La palabra esmero se usa en el sentido de preocupación por algo o alguien. Ninguna persona que expresa esmero en lo que hace será ignorada.

Proverbios 22:29 dice: “¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición”.

2 Reyes 4:13 dice: “Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo”.

Este principio funciona para todo aquello que construimos en lo natural y material. El evangelio nos provoca a observar nuestra edificación espiritual por encima de todas las cosas, sabiendo que esa acción debe reflejarse en la manera de accionar y conducirnos en todas las cosas.

1 Corintios 3:10 dice: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.”.

Es así que el esmero es una virtud que nos provoca y conduce a la madurez, ayudándonos a ver nuestra santidad en el espíritu y motivándonos a esforzarnos en la limpieza de nuestros corazones. Es así que vemos la amplitud de esta virtud afectando, no sólo los asuntos materiales y terrenales, sino también los espirituales.

2 Corintios 7:1 dice:  Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios.

Todas las virtudes espirituales están ligadas al amor. Cuando amamos a las personas que servimos, estamos dispuestos a dejar el descanso y la pasividad para expresar una mayor excelencia y esmero en lo que hacemos. Es por el amor que opera desde nuestro espíritu que estamos dispuestos a expresar adoración a Dios, usando toda actividad diaria como instrumento para esa adoración.

1 Juan 4:12 dice: Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

1 Corintios 12:31 dice: “Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente”.

Filipenses 3:8 dice: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo…”

EXCELENCIA

La excelencia y el esmero son virtudes que se desarrollan en conjunto. Ellas nos permiten identificar claramente cuáles son los factores que deben ser observados para ser hallados fieles en lo que administramos y eficaces en la edificación.

A menudo las personas piensan que se necesitan ciertas habilidades y dones para lograr cosas grandes. El evangelio nos revela de que hemos sido llamados por Dios, aún siendo desechados por los hombres y menospreciados. La gracia de Dios no necesita que seamos grandes sabios o habilidosos, sino humildes, reconociendo nuestras falencias e incapacidades. Una vez que entendemos nuestra condición, disfrutamos de la gracia de Dios actuando en nuestro ser interior para darnos la fuerza diaria para actuar.

1 Crónicas 17:16-17 dice: “Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar? (17) Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios”.

EL ESMERO Y LA EXCELENCIA EN LA GRACIA

El camino de la madurez nos lleva a conocer y disfrutar las riquezas de la gracia de Dios. Algunos confunden el proceso de madurez como un camino de exigencias y esfuerzo humano, pero debemos saber que esa lectura es totalmente contraria a la verdad. La madurez es un proceso de libertad y reposo para el alma. Ese camino nos requiere esfuerzo, pero ha previsto fuerzas que nos son otorgadas por gracia. El alma se vuelve libre de todos aquellos programas que el mundo ha previsto para el hombre y le llevan a la pereza, apatía, depresión o a vivir para su propio placer y bienestar.

2 Corintios 4:7 dice: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros…”.

1 Corintios 15:10 dice: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.

El evangelio nos enfrenta a dos puertas; detrás de ellas se encuentran dos caminos. Uno de los caminos tiene apariencia de confort, pero en realidad es esclavitud y muerte. El camino estrecho nos ofrece un transitar preciso, excelente; donde el alma encuentra verdadera libertad y reposo en Cristo. Cuando el evangelio nos enfrenta a estas puertas, es el momento de decidir: ¿viviremos en la esclavitud del alma y amando el mundo con sus placeres y deseos? El camino del amor de Dios, por otro lado, es sumamente placentero para el espíritu y lleva al alma a una acción diaria en amor y entrega que expresan esmero y excelencia en la gracia de Dios.

3 comentarios en “ESMERO Y EXCELENCIA”

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *