LAS VIRTUDES DE CRISTO EN NOSOTROS

VIRTUD Y CARÁCTER

2 Pedro 1:5 dice: “…vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento…”

Es imprescindible que para ver cambios en nuestras vidas deban hacerse cambios en nuestro carácter. La pregunta es: ¿para qué queremos cambiar?

Esa motivación hace la diferencia. El evangelio no busca hacer cambios en nuestra vida, sino que buscará producir un fruto de la vida espiritual.

No es necesaria la vida espiritual, ni creer en Dios para procurar cambios en nuestras vidas. Muchos buscan cambiar para mejorar su estilo de vida, para obtener mejores resultados económicos, para alcanzar logros personales o alcanzar reconocimiento y fama. En ninguno de esos objetivos se concentra el evangelio.

Por lo tanto, hemos de hacer una diferencia entre estas dos palabras: Carácter y Virtud.

Significado de Carácter:

Del latín character, y este del gr.  charaktḗr, der. de charáttein ‘hacer una incisión, marcar’.

Señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en algo.

Conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad, que las distingue por su modo de ser u obrar, de las demás cosas.

No es el objetivo de este trabajo definir o describir el carácter desde un punto de vista psicológico. Podemos decir que el carácter está formado por aquellas “marcas” que la vida va imprimiendo día a día y que luego se transforman en la manera de responder a los estímulos, experiencias, relaciones y desafíos que se presentan. Esos rasgos se van modificando o reforzando de acuerdo a las circunstancias a las que nos exponemos y las decisiones que tomamos.

¿Qué significa Virtud?

Del lat. virtus, -ūtis. El diccionario nos da las siguientes definiciones:

Actividad o fuerza de las cosas para producir o causar efectos.

Fuerza, vigor o valor.

Poder o potestad de obrar.

Integridad de ánimo y bondad de vida.

Disposición de la persona para obrar de acuerdo con determinados proyectos ideales como el bien, la verdad, la justicia y la belleza.

Acción virtuosa o recto modo de proceder.

Utilizando la expresión del apóstol Pedro, es preciso decir que debemos “añadir virtud”, ya que el carácter no se añade, sino que es algo que ya tenemos y debe ser modificado.

La madurez espiritual no se produce por “modificación”, sino por despojo de lo viejo a fin de poder ser revestidos de lo nuevo.

La diferencia es sustancial: sin la vida espiritual, nuestro carácter es exactamente lo que somos. Venida la vida de Cristo (la vida espiritual), ya no “somos” lo que muestra nuestra alma, sino que “Somos seres espirituales que tienen un alma”. Es por eso que la vida espiritual nos propone un camino de madurez: despojarnos de aquello que ya no es parte de nuestra vida y revestirnos de Cristo.

Algunas diferencias entre las virtudes y el carácter que podemos mencionar:

  • Las virtudes siempre están referidas a una ACCIÓN O GESTIÓN. No hay virtudes sin movimiento. En cambio, el carácter puede ser algo inactivo dentro de las personas a la espera de ser provocado.
  • Las virtudes se activan cuando hay un propósito. Las virtudes se miden en la capacidad de producir un objetivo concreto. Sin embargo, toda persona tiene rasgos en su carácter, aunque la persona carezca de objetivos o no se proponga cosa alguna.
  • Las virtudes se enfocan principalmente en el vínculo entre personas. Una virtud no puede ser medida hacia adentro de la persona, sino en su manera de interactuar con otras personas. El carácter actúa en la persona frente a cualquier tipo de estímulo externo, aunque no incluya a otra persona.

Por ejemplo, una persona puede ser sumamente puntual en todo lo que hace. Puede, por ejemplo, despertarse todos los días puntualmente y desayunar a la hora que se ha propuesto. Eso sería un aspecto de su CARÁCTER. Sin embargo, para que eso sea considerado una VIRTUD, es necesaria la percepción de las personas. Es necesario que otras personas sean beneficiadas por esa conducta para que sea considerada una VIRTUD.

No tiene nada de incorrecto o negativo hacer cambios en el carácter, sino que es necesario saber cuál es el objetivo que nos proponemos alcanzar al momento de hablar de madurez espiritual. Mejorar el carácter, no siempre significa madurar espiritualmente.

Podemos decir que el carácter es algo intrínseco del hombre que inevitablemente se dará a conocer. Las virtudes son más amplias que el carácter, porque se establecen en los vínculos. Para que haya carácter se necesita una persona; para que una virtud aparezca, necesitamos dos o más personas vinculadas.

LAS VIRTUDES DE CRISTO EN NOSOTROS

¿Porqué añadir virtud a nuestras vidas?

La madurez espiritual se produce por alimento y por provocación. El alimento de la madurez espiritual es la voz de Dios cada día a nuestras vidas. La provocación de la madurez es exponernos día a día a aquellas cosas que nos conducen a la madurez. Si nos exponemos a factores que nos provocan a la vida en la carne, no podemos esperar madurez espiritual.

Así como la semilla se expone al calor y la humedad de la tierra, explotando en vida y crecimiento, la vida espiritual necesita ser provocada.

Cuando añadimos virtudes a nuestras vidas, no buscamos incorporar algo que no tenemos, sino provocar aquellas cosas que ya nos han sido dadas en Cristo.

1 Pedro 2:9 dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…”

¿Cómo son anunciadas las virtudes de aquel que nos llamó? Anunciamos esas virtudes haciéndolas carne en nosotros y manifestándolas en vida en nuestras vidas. Porque una persona que puede tan sólo hablar de esas virtudes pero no demostrarlas, nunca producirá efectos verdaderos en su entorno.

2 Corintios 3:18 dice: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.

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