VESTIDOS DE CRISTO – Parte 1

Introducción:

Nuestro entendimiento de los días, desde una visión humana y personal, siempre será limitada. Los días nos sorprenden y nos encuentran poco preparados. Estamos poco preparados para aprovechar los días de paz y sosiego. Estamos poco preparados para los días malos. Creer que la vida cristiana me libra de los días malos, es una ilusión religiosa. Lo que el evangelio y la vida espiritual hace, es hacerte productivo aún en los días malos. Pero debes saber que los días malos vienen y la manera de hacerte avanzar es que puedas estar preparado para ellos.

¿Cual es tu mejor arma para los días malos? Tu no eres una persona en busca de que “te vaya bien en la vida”. Lo que debe absorber nuestras vidas son las cosas más altas: Crecer en Cristo y en Su conocimiento, madurar y permanecer en Cristo hasta dar el fruto que él espera de nosotros, conocer y entender el propósito eterno de Dios para poder ser colaborador en su manifestación. Por lo tanto viene la primera palabra para elaborar en nuestros corazones: Busca las metas más altas, descubre para qué estas en la tierra, pero que sea según Dios y no según tus propios deseos y expectativas.

ANDAR

Efe 5:15-17  Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,  (16)  aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.  (17)  Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

El apóstol Pablo usa mucho esta expresión: “andar”. Esto se debe a que en nuestro camino de crecimiento y madurez no buscamos ser sabios (en Cristo nos fueron dadas todas las riquezas de la sabiduría de Dios en el espíritu, y por Gracia), lo que buscamos es expresar esa sabiduría. Por lo tanto, aquí tenemos una realidad terrenal: puede haber cristianos que han recibido la salvación, pero que andan en sus vidas comos necios.

La pericia de predicar bien el evangelio contiene un elemento clave: no intentar ocultar los desafíos que se presentarán ni hacer falsas promesas sobre las circunstancias externas. Eso no quiere decir que no habrá cambios a mi alrededor si ando sabiamente (de hecho, eso sucederá), pero el punto es quitar todo lo que nos provoca a una mirada “fantástica” o “mágica” del evangelio. Muchos cristianos confunden lo milagroso con lo mágico. ¿Cuál es la diferencia? Los milagros de Dios nunca te distraerán del verdadero objetivo, y siempre te mantendrán enfocado en lo verdadero: lo que está creciendo en el espíritu. La visión mágica de la vida nos distrae, desenfoca y debilita. nos hace generar expectativas y cargarlas sobre Dios, no entendiendo que Él no se dejará gobernar por nuestras expectativas personales.

LOS DÍAS MALOS

Debes entender que hay días malos y debes aprender a prepararte para ellos. Vamos a ver cómo nos preparamos para esos días malos y cómo andar más sabiamente. La buena noticia es que los días malos traen desafíos que no nos dejarán sin recompensa. El punto nunca fueron los días malos sino cómo tu los terminas. Si estás firme al final, entonces recibirás recompensa.

La segunda palabra que quisiera que elaboremos en nuestro corazón es: “Lo que me mantendrá firme en los días malos, no serán mis capacidades, sino las fuerzas del Señor”. Por lo tanto, humillarnos delante de él, reconocer que no podemos hacerlo solos, entender nuestras debilidades y saber que sólo podemos resistir en el Señor, es de suma importancia.

Si entiendes que detrás de cada día hay una oportunidad de conocer más de la Gracia de Dios, entonces los días malos no podrán robarte el gozo. Por el contrario, encontrarás más oportunidades para gozarte y levantarte en el Señor.

TU POSICIÓN EN LOS DÍAS MALOS

Génesis 47:6-9 dice: “La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres capaces, ponlos por mayorales del ganado mío.  (7)  También José introdujo a Jacob su padre, y lo presentó delante de Faraón; y Jacob bendijo a Faraón.  (8)  Y dijo Faraón a Jacob: ¿Cuántos son los días de los años de tu vida?  (9)  Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación”.

Jacob no es para nada menospreciado en la historia de Israel. Es el patriarca de las 12 tribus de Israel y aún así el reconoce delante de Faraón que sus días han sido malos. Aún así Jacob bendijo a Faraón, quedando claro de que Jacob es puesto como mayor a Faraón, ya que el mayor siempre bendice al menor (Hebreos 7:7). Seguro Faraón estaba lleno de días buenos, pero eso no lo hace mayor.

Lo que te hará mayor no es lo favorable que sean tus días, sino la posición que tienes en Cristo. Esa es la fuente de tu fortaleza.

ESTAR FIRMES

Efesios 6:13 dice: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”.

Debes saber que las tinieblas entienden este principio: hay días que son malos. Son sus ventanas y saben cual es su objetivo: quitarte de tu firmeza. Recordemos: tu firmeza no proviene de tu capacidad de resistir, sino que proviene de la Gracia de Dios, de Su Soberanía revelada en tu interior, y de Su Poder.

Judas 1:24-25 dice: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, (25) al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”.

Debes saber que caer no tiene que ver con pecados, sino con la pérdida de una posición. Eso es lo que sucede cuando nuestra fe se debilita, o aceptamos la circunstancia temporal y personal como definitiva en nuestras vidas. Una cosa es errar como resultado de nuestra inmadurez y debilidad y otra cosa es “pecar voluntariamente” (Heb 10:26), es decir, haber perdido la fe en nuestra propia perfección.

Hebreos 10:35 dice: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón”.

Caer es perder la confianza, es aceptar más lo terrenal que lo celestial. Caer no tiene que ver con nuestra debilidad, sino con habernos rendido a esas debilidades y haberlas aceptado como parte de nuestras vidas.

VESTIRNOS

¿Qué debemos hacer antes del día malo? Respuesta: Vestirnos de Cristo.

No es suficientes ser portadores de la vida de Cristo en el espíritu, sino que además debemos tener su apariencia y semejanza.

La imagen que presentamos en nuestras vidas es el resultado de la vestimenta que determinamos ponernos. Podemos vestirnos del viejo hombre, andar en deshonra, o vestirnos de Cristo. La primera es la vestimenta de la mentira, la segunda es la vestimenta de la verdad. Nos ponemos Su Imágen, hasta que todo en nosotros sea absorbido por la verdad.

1 Corintios 15:49 dice: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial”.

En la próxima publicación veremos la primera vestidura de la cual debemos equiparnos: CRISTO La Verdad.

0 comentarios en “VESTIDOS DE CRISTO – Parte 1”

  1. Gracias por el desarrollo de este tema, el mismo nos invita y permite salir de criterios o pensamientos improductivos y estériles. Y entrar a una manifestación concreta de Cristo

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