VESTIDOS DE CRISTO – Parte 5

VESTIDOS DEL ESCUDO DE LA FE.

Efesios 6:16 dice: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.

Una vez más, debes saber que los dardos vienen. No hay discusión al respecto. Lo único que resta saber es cómo nos encontrarán.

La formación del ejército romano incluía un elemento de suma importancia: el escudo. Era un escudo alto, de doble capa de madera y una de piel, que funcionaba perfectamente para apagar los dardos y para impedir que las flechas rebotaran y pegaran a alguien más. El escudo estaba diseñado para encajar con el escudo del que estaba a su lado y al agacharse, también cubría al de atrás.

La caída de una persona, en la realidad de la iglesia, nunca es un asunto personal e individual. Siempre que una persona vea debilitada su fe, afectará a otros. El dardo incendiario tenía por objetivo producir mucho daño, no sólo en quien lo recibía, sino también esparcir su daño a otros (fuego griego). El sistema romano de formación es el primer indicio histórico de lo que hoy conocemos como tanques de guerra. Eran muchos, pero se movían como uno por causa de sus escudos.

Tu fe te llevará a esconderte en Cristo, a ser uno con tus hermanos, a ser guardado en el Cuerpo. Eres uno que debe levantar un escudo, pero cuando lo levantas, te das cuenta que no eres tu sólo, sino que estás blindado por un cuerpo que reacciona a tu favor.

 

LOS DARDOS: DUDA Y CONFUSIÓN.

La fe es un don que debe ser avivado y cuidado.

Muchas veces la fe se ve debilitada por causa de problemas con personas. Comienza con Decepciones con personas esto se debe a las expectativas que no están fundadas en la Vida del espíritu.

Pudiéramos creer que debilitarnos en la fe significaría dejar de creer en Dios. Pero la estratagema es diferente. Dejamos debilitar nuestra fe cuando elevamos expectativas personales puestas en cosas materiales o en personas y no Cristo.

 

LA FE TE CUBRE Y CUBRE A TU COMPAÑERO

La fe no es algo que debes producir, sino un don que debes tomar. Dios dijo a Abraham: Yo soy tu escudo. Cuando tomas el escudo de la fe, Dios mismo es quien te defiende. No necesitas apagar los dardos con tu propia persona, deja que sean absorbidos por Dios. Si alguien te ataca, asume que no es a ti a quien atacan sino al Señor, y por lo tanto no te defiendas con tus propias fuerzas.

Cuando los dardos del enemigo te hallan bien parado, entonces la discordia se termina en ti. No hay lugar para el enemigo.

PARA LEVANTAR EL ESCUDO DE LA FE:

  • Renuncia a las expectativas que tienes puesta en personas y mira al Señor como la única fuente de verdaderas respuestas y soberanía.
  • Recuerda a tu alma de dónde proviene tu salvación y en quién has creído, para que no se olvide.
  • Cuando vengan pensamientos de duda, enojo, enemistad o discordia, asume que esos pensamientos no te pertenecen y que provienen de las tinieblas.
  • Desecha la habladuría y el chisme. Esas son maneras eficaces para dejar de lado la fe y quedar expuestos.
  • Humíllate una y otra vez delante del Señor y escóndete en el Cuerpo de Cristo, confiando en los vínculos espirituales, y al mismo tiempo sin poner tu confianza en las personas. Lo que te cuidará no son personas, sino el Cuerpo.

Abel Ballistreri

0 comentarios en “VESTIDOS DE CRISTO – Parte 5”

  1. Me gusta mucho la expresión:”lo que te cuidará no son las personas sino en Cuerpo de Cristo “.
    Muchas gracias pastor Abel sigo todas sus públicaciones y vídeos.

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