En Griego la palabra entusiasmo se compone de dos partes: “en” y “theos”. Podríamos decir que estar entusiasmado es “estar en Dios”. El entusiasmo es la virtud que nos permite ser impulsados y motivados por Dios. Es una fuente de pasión y deseo por hacer aquellas cosas que nos conducen a la madurez y a tener acceso a lo que tiene valor eterno.
Vestirnos de entusiasmo es gestionar nuestras almas desde la vida espiritual para que se enfoque apasionadamente en aquello que es conveniente y conecte con la fuente de motivación que produce Cristo en nosotros.
Nos lleva a vencer dos enemigos de la madurez espiritual: la apatía y la pasividad.
El entusiasmo es una virtud sumamente importante para la madurez espiritual. Es la virtud que conduce al alma a conectar con una fuente de motivación espiritual para enfocarse en alcanzar metas espirituales y acciones de valor eterno.
Podemos decir que detrás de toda acción humana libre, hay algún nivel de entusiasmo. El entusiasmo es la conexión perfecta entre la motivación y la acción.
Debemos hacer una diferencia entre:
- EL ENTUSIASMO DEL ALMA DESPEGADO DE LA VIDA DE DIOS: Aquel entusiasmo que conoce el hombre sin vida espiritual. El entusiasmo del alma es limitado y de corto alcance. No tiene valor desde una mirada eterna, porque no produce resultados eternos. Suele concentrarse en beneficios personales o el placer personal.
- EL ENTUSIASMO COMO VIRTUD ESPIRITUAL: Es aquel entusiasmo que opera en el alma, vinculándola con las motivaciones espirituales y las acciones de valor eterno.
“La flama de una vela es como el entusiasmo en nuestras almas; se consume a sí misma. La flama de una lámpara de aceite es como el entusiasmo en nuestros espíritus: constante cuando está llena” [El poder para el verdadero éxito, IBLP]
El entusiasmo como virtud espiritual es más alta que el carácter o el temperamento de una persona, ya que se trata de una vestidura para el alma que le llevará a vivir en el espíritu y alcanzar las metas que Dios propone.
LA LLENURA DEL ESPÍRITU COMO DECISIÓN
Efesios 5:18 dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu…”
1 Tesalonicenses 5:19 dice: “No apaguéis al Espíritu”.
Además de la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo, es necesario que en nosotros sea hallada una determinación diaria. Debemos anhelar y decidir la llenura del Espíritu. Nuestras decisiones pueden apagar al Espíritu. Esto es la pérdida del entusiasmo por las cosas espirituales y eternas.
Estos dos pasajes nos llevan a entender que la experiencia diaria del Espíritu Santo transforma nuestra manera de vivir y también depende de nuestra decisión y gestión. Debemos tomar la decisión de no apagar al Espíritu y de ser llenos de Él.
EL ENTUSIASMO COMO VESTIDURA PARA EL ALMA
Debemos saber que nuestro espíritu siempre se encuentra motivado a las cosas espirituales, pero muchas veces el alma no halla esa fuente de motivación o se distrae por metas o asuntos naturales y temporales.
- El entusiasmo es el Poder de Dios actuando en nosotros.
Colosenses 1:29 dice: “…para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí”.
Es por eso que cuando nos vestimos del entusiasmo espiritual es Dios el que se ve glorificado y no nosotros. Esto nos libra del orgullo de los logros personales y nos libra de juzgar a otros.
- El entusiasmo mantiene nuestro ánimo estable en el tiempo.
Santiago 1:8 dice: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”.
- El entusiasmo nos hace colaboradores valiosos para el evangelio.
Hechos 18:24-25 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. (25) Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.
- El entusiasmo es una fuente de instrucción constante para el alma.
Salmos 42:11 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
¿CÓMO REVESTIR EL ALMA DEL ENTUSIASMO ESPIRITUAL?
- Pide a Dios que abra tus ojos:
- Para ver Su Llamado a tu vida.
- Para ver tu propia vida según Su Gracia.
- Para verte siendo productivo según Su Propósito Eterno.
- Para ver las obras y las metas que Él te propone.
- Para ver el Poder que opera en ti por medio de Jesucristo.
- Anticipa cuáles son los enemigos del entusiasmo que deberás enfrentar y aquellas cosas que intentarán robártelo.
- Palabras de personas.
- Efectos no deseados de lo que te propones.
- Falta de resultados en el corto plazo.
- Distracciones de la carne.
- Proponte renovar tu corazón de tal manera que todo lo que hagas en relación a tu vida espiritual sea con entusiasmo.
- La oración.
- La adoración.
- Congregarte.
- Expresiones de generosidad.
- Ministrar o servir a otros.
- Dedicar tiempo a tu madurez espiritual.
- Esto puede lograrse cuando le recuerdas una y otra vez a tu alma el valor de las cosas espirituales y su importancia para tu vida.
- Encuentra en tu espíritu las próximas metas a alcanzar (extenderse a lo que está adelante) y la fuente de motivación en tu espíritu para continuar pese a todo.
- Haz acuerdos con personas que te vinculen en tareas espirituales y que estén cargadas de entusiasmo de inicio a fin.
LA VIRTUD Y LOS VÍNCULOS
El entusiasmo es una virtud sumamente saludable para la expresión del Cuerpo de Cristo. En el mensaje a las siete iglesias de apocalipsis podemos ver esto. El Señor dice a la iglesia en Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!” (Apocalipsis 3:15) Si bien este pasaje es sumamente profundo en su alcance, algo es seguro: sus resultados eran tibios y sus motivaciones confusas y mezcladas. También dijo a la iglesia de Efeso que perdieron su primer amor. Esto quiere decir que tuvieron un comienzo correcto pero luego algo se perdió. El entusiasmo es una virtud que nos mantiene firmes desde el comienzo hasta ver el final completo de aquello que comenzamos.
Cuando una persona opera en entusiasmo, deja de ser inerte para quienes le rodean. En algunos casos despertará confrontación (especialmente de los mediocres y los que no quieren salir de su pasividad) y en otros contagiará su entusiasmo y su anhelo por la vida de Cristo expresada en sus días.
Determine ser un vínculo saludable para otros; determine vestirse de entusiasmo espiritual.
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El lun., 27 de abr. de 2020 a la(s) 08:07, Herramientas discipulares ( [email protected]) escribió:
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