GENEROSIDAD

La palabra generosidad viene del latín Generosus, compuesta por dos palabras: Genus, generis (linaje, estirpe, nacimiento), más el sufijo osus (abundancia). Tiene que ver con aquel que es abundante por naturaleza.

En las escrituras la palabra generosidad es uno de los sinónimos de amor. Vemos la palabra “caridad” como una expresión de amor en darse a otros. El amor de Dios se expresó en generosidad al dar a su Hijo por nosotros (Juan 3:16). Si no hay generosidad no puede haber amor, aunque a veces sí pueden verse formas de generosidad sin amor (1 Corintios 13:3). Pero en este apartado nos hemos de referir de aquella generosidad que es la expresión de la naturaleza y la abundancia de la vida de Cristo en nuestro espíritu. Vamos a presentar a aquella generosidad que no puede existir sin amor.

LA GENEROSIDAD Y LA ESPERANZA

El espíritu generoso se despierta en un hijo de Dios por la esperanza a la que pertenece. Si nos sabemos hijos de Dios y que todas las cosas nos han sido dadas en Cristo Jesús (2 Pedro 1:3) entonces podemos ser libres para expresar generosidad cualquiera sea nuestra situación.

  1. Nos permite sembrar generosamente por la expectativa de las cosechas espirituales.
    • 2 Corintios 9:6-11 dice: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. (7) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (8) Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; (9) como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. (10) Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, (11) para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios”.
  2. Nos permite activar la honra.
  3. Nos impulsa a ser hospedadores y participantes de oportunidades eternas.
    • Hebreos 13:2-3 dice: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. (3) Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo”.
    • Mateo 25:35-36 dice: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; (36) estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.

LA GENEROSIDAD Y LA SABIDURÍA DE DIOS.

1 Reyes 10:4-5 dice: “Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, (5) asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada”.

Salomón era sin duda rico, pero por sobre todo era portador de un don celestial: sabiduría. Esa sabiduría le condujo a compartir más y más su riqueza y gloria con el pueblo que gobernaba. Compartía su riqueza a tal manera que aun sus servidores mostraban el esplendor de sus riquezas. Cuando vemos a una persona rica rodeada de personas con necesidades, sin duda sabemos que allí no hay generosidad, sino la reproducción del modelo del mundo.

Isaías 32:5-8 dice: “El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido. (6) Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento. (7) Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre. (8) Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado”.

LA GENEROSIDAD QUE SE PRODUCE POR REVELACIÓN.

El alma humana no sabe ser generosa en la dimensión que lo hace el espíritu. El alma es corta y escasa por naturaleza. Cuenta con recursos acotados y no renovables. Su capacidad de dar amor, por ejemplo, es limitada y corta. Generalmente el alma sólo expresa generosidad cuando detrás hay algún tipo de beneficio personal, sea material o emocional.

La verdadera generosidad se despierta en nosotros por la apertura de los ojos espirituales, habiendo descubierto nuestra posición en Cristo y nuestra naturaleza espiritual.

La generosidad no comienza con la abundancia de bienes materiales sino con un impulso espiritual que anhela expresarse materialmente.

La generosidad es un gran colaborador para nuestra madurez espiritual, ya que nos otorga victoria sobre la raíz de todos los males: el amor al dinero.

1 Timoteo 6:9-10 dice: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; (10) porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.

Sin duda esa victoria nos otorga acceso más rápido a nuestra madurez espiritual y a recompensas eternas.

¿CÓMO REVESTIR NUESTRAS ALMAS DE GENEROSIDAD?

  1. Pida al Padre una revelación creciente de su posición espiritual y las riquezas eternas que le han sido concedidas En Cristo.
  2. Anhele ser conocido como una persona que da y ayuda a otros. Piense en eso y haga crecer ese anhelo en su corazón.
  3. Piense en aquellas cosas que hoy usted puede dar y que pueda ser de bien para otros.
  4. Haga compromisos materiales que vinculen su nombre a la extensión del evangelio en sus días y su generación.
  5. Abra el espacio para proponerse en su corazón acciones de generosidad con gozo y gratitud.
    • 2 Corintios 9:7-8 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (8) Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
  6. Haga declaraciones diarias que refuercen su realidad espiritual:
    • Padre, yo te pertenezco. 1 Corintios 5:19
    • Todo bien que recibo viene de tu mano.
    • En ti está puesta mi confianza y mi seguridad.
    • Mi corazón está agradecido a ti por todos los bienes que de ti recibo. Ayúdame a expresar esa misma generosidad.
  7. Propóngase ser un buen administrador de los recursos que Dios le ha confiado y entrénese en eso con la mirada puesta en su madurez espiritual y no en los bienes materiales.

LA EDIFICACIÓN Y LA MANFIESTACIÓN DE LA IGLESIA.

Sin duda la expresión de la Iglesia en el tiempo requiere bienes materiales y eso podemos verlo en la carta de Hechos de los apóstoles. Lucas resaltó a Teófilo el hecho no menor de que los santos dieron de sus bienes para la expansión y administración de las iglesias. Sin embargo, es sumamente importante entender que la Iglesia no se edifica con bienes materiales sino con el espíritu de generosidad de los santos.

Un bien material puede ser la expresión de una generosidad, pero la generosidad es de naturaleza espiritual.

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