Darle un regalo valioso a alguien que no lo valora, es una experiencia desagradable. El regalo más valioso que recibimos de Dios es Su Palabra. Muchos no oyen la voz de Dios, sencillamente porque no entienden su valor. Cuando Dios habla, entrega poder, vida, luz, su propia naturaleza y sabiduría. Cuando Él nos habla, se entrega a sí mismo y no puede haber nada más valioso que eso. Muchas veces he pensado “en medio de este problema, necesito una palabra de Dios”. Eso está muy bien. Lo cierto es que cuando recibimos verdaderamente una palabra de Dios, las circunstancias quedan absolutamente opacadas. Sería como pedir dinero para el bus y que nos entreguen una herencia multimillonaria. Aun así, muchos se quedan pensando con tristeza… “¿ahora qué hago para pagar el bus?”. He oído decir a muchas personas “pastor, tengo mucha palabra de Dios, pero pocos resultados”. Wow! Tremenda ignorancia. Oír la voz de Dios ES el único resultado que podremos contar en la eternidad. Las cosas materiales de los hombres y sus obras, todas serán consumidas. Oír su voz lo cambia todo.
¿Por qué nos conformamos con migajas de la vida de Dios? Nos sentamos a comer la chatarra del mundo y nos sometemos a sus condiciones. ¿Por qué no sentarnos en la mesa a la que hemos sido convidados, llena de los manjares más extraordinarios?
Israel le dijo a Moisés: “habla tú con Dios y nos cuentas cuando bajes”. ¡Qué locura! Claro que Dios nos habla por diferentes medios y muchas veces lo hará por medio de otras personas. Eso nunca debe reemplazar nuestro anhelo ardiente de oír su voz. A veces oímos Su voz y recibimos entendimiento. Otras veces Su voz puede sanar nuestro cuerpo o nuestra alma. Oímos Su voz y nos nutrimos, aunque no entendamos lo que Él nos dice.
Cuando nuestra alma no entiende y no se entrega a la vida del evangelio en Cristo, se comporta como un perro: lamiendo migajas que caen de la mesa. Cuando ignoramos la posición que nos fue otorgada en Cristo, asumimos posiciones erróneas.
Jesús dijo unas palabras muy fuertes a la mujer cananea que pedía un milagro para su hija:
Mateo 15:26 dice: “Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”.
Nosotros no fuimos llamados para lamer las migajas de un milagro que se cae de la mesa. En la mesa no hay milagros, sino la mayor potencia de la Gloria de Dios: Su palabra.
Sal 23:5 dice: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”.
El alma que no entiende su posición y su administración en el propósito de Dios, se comporta como un perro. Proverbios 26:11 dice: “Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad”. Permitimos que nuestra alma coma una y otra vez de aquello que ya nos hizo mal. Mientras tanto, la mesa sigue servida para nosotros. La mesa de los hijos.
- Valora más que nada en tu vida la voz de Dios.
- Clama por oír todos los días Su Voz.
- Habla a tu alma y hazle entender que nada es más importante que oír la voz de Dios.
- Crece en el entendimiento de que cada vez que oigas su voz, serás sacado más y más de tu propia individualidad y llevado a ser parte de un diseño que es global, generacional y corporativo.
Dios mio, que alimento tan nutritivo, alineado a lo que somos y hemos recibido, el alma necesita alinearse a nuestro espíritu, y en esa sintonia caminamos y vivimos como lo que somos herederos y como esclavos de nuestra alma, bendigo su vida amado Pastor Abel por tan magistrales enseñanzas. Abrazos hermanos en Cristo.
Dios mio, que alimento tan nutritivo, alineado a lo que somos y hemos recibido, el alma necesita alinearse a nuestro espíritu, y en esa sintonia caminamos y vivimos como lo que somos herederos y no como esclavos de nuestra alma, bendigo su vida amado Pastor Abel por tan magistrales enseñanzas. Abrazos hermanos en Cristo.
Gracias Pastor Abel
Muchisimas gracias!!!!
cuando no nos es revelada esta maravillosa verdad ni siquiera entendemos que sígnica oír la voz de Dios…pero aun no sabemos lo que produce su voz….es la única voz…por llamarlo así por su palabra no tiene sonido…es la nuestra , es la única palabra que puede producir vida…