Humanismo es, entre otras cosas darle al hombre el más alto rango en todo lo creado y hacerlo el centro de atención. Los sistemas religiosos se vuelven parte del humanismo cuando hacen del hombre el centro de atención. Las personas siempre disfrutan llevar sus pedidos de oración a las iglesias. ¿Está mal hacerlo? De ninguna manera. Lo grave sucede en el corazón de aquella persona que considera su conexión con Dios como una necesidad personal. Tienen a Dios como un asistente personal, donde ellos mismos son el destino final de su vida espiritual. Allí no importa el Propósito Eterno de Dios, sino que lo importante es encontrar “mi propósito en la vida”.
El humanismo es el fundamento del mundo y todos sus sistemas. Si el alma no es quitada de ese fundamento, podrá construir muchas cosas en nombre de Dios, pero lo hará en vano. Jesús dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. (Mateo 7:21-23)
Hay muchas personas haciendo cosas para Dios y en nombre de Dios. Lo que en realidad marca la diferencia en nuestras vidas es el fundamento sobre el cual hacemos cosas. Cuando el origen y el destino de lo que hacemos es el hombre y no Dios, entonces el fundamento es el incorrecto.
Muchos buscan o crean evangelios humanizados o humanistas. Evangelios en los cuales el centro de todo es el hombre y no Dios. Muchas personas pasan horas orando por sus necesidades o, en el mejor de los casos, por las necesidades de otros hombres, pero poco tiempo orando por entender el misterio de la voluntad de Dios. Aceptamos abiertamente el pensamiento de que Jesucristo murió por nosotros, pero nos cuesta entender que murió no en función de nosotros mismos, sino en función del Propósito del Padre.
Un ejemplo que puedo poner en este respecto es algo que he visto toda mi vida. Muchas personas en las iglesias se enojan y se van porque no se les otorga un lugar de autoridad o el liderazgo de un área de trabajo. Personas que buscan ser reconocidas y valoradas. Se humaniza el evangelio en el corazón, cuando consideramos que nuestras vidas dependen de hombres y se termina en hombres. El evangelio no nació en mí ni termina en mí, sino que nació de Dios y vuelve a Él.Un consejo para su propia madurez: no le permita nunca a su alma humanizar su propia vida demasiado. No se le ocurra humanizar el evangelio, de tal manera que todo dependa de experiencias humanas, palabras humanas o situaciones humanas. Lleve delante de Dios todo asunto. Eleve en importancia todo lo que tenga carácter espiritual y eterno y permita al Espíritu traer menosprecio a las cosas de los hombres y sus asuntos. Permita que Su obra en usted produzca menosprecio a los pensamientos que hacen del hombre el centro. Permita a Dios obrar en su alma haciendo que pierda valor todo lo temporal, las historias de hombres, sus filosofías y todo lo material. Entonces y sólo entonces se abrirán los canales de revelación para que nuestra alma y corazón sean notificados del conocimiento de Dios, Su voluntad, Su propósito y Su esperanza.
Doy gracias al Señor por cada una de estas palabras que provienen de El. Esta palabra es comida para mi
Ahora en este tiempo depsues de 30 años mis ojos están siendo alumbrados