LA HONRA QUE VENCE
A continuación, veamos tres armas que nos permitirán vencer el menosprecio y operar en la honra correcta:
- SOMOS DEL SEÑOR.
- Fuimos comprados por el Señor, por medio de Su sangre.
1 Corintios 6:19-20 dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (20) Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
- Cómo el Señor nos compró, nos debemos a Él, no a los hombres.
1 Corintios 7:22-24 dice: “Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. (23) Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. (24) Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios”.
- Vivimos para el Señor, porque de Él somos.
Romanos 14:7-9 dice: “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. (8) Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. (9) Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven”.
2. HEMOS SIDO LLAMADOS PARA SER ALABANZA DE LA GLORIA DE SU GRACIA.
Efesios 1:4-6 dice: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, (5) en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, (6) para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”.
No has sido llamado para mostrar tu propia gloria. No necesitas defenderte a ti mismo. Si tu nombre, o tu fama se vieran dañadas, todo sigue igual. No naciste para mostrar una gloria humana, sino para que Su Gracia sea exaltada en tu vida.
Piensa por un momento: si todo el mundo te viera como una gran persona y te alabaran por tus proezas… ¿No sería eso como un escenario repetido en la tierra? Ese escenario sólo le traería placer a tu alma, pero sería momentáneo y efímero. Pero si puedes ser una alabanza a la Gloria de la Gracia de Dios, entonces eso sí sería extraordinario y eterno. No sólo te traería placer, sino que serías fuente de placer para Dios y serías fuente de alimento para muchos.
3. SOMOS UN INSTRUMENTO DE HONRA Y PARA HONRA.
2 Corintios 5:14-16 dice: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; (15) y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. (16) De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”.
Si entendemos que pertenecemos al Señor, podemos operar en un poder que pocos han experimentado y conocido: el poder de ver a Cristo en las personas. Conocer a las personas como Dios las conoce.
Generalmente el menosprecio halla lugar en personas que tienen una mirada corta y superficial de la vida. Sólo ven los errores y aciertos en otros. Se dejan gobernar por lo que les produce beneficios a ellos mismos, y no pueden ver más allá. No te preocupes por esa ceguera, pero tampoco dejes que te contagien.
El evangelio nos otorga el poder de ver a través de las debilidades, capacidades, incapacidades, errores y aciertos. Podemos reconocer a Cristo en las personas antes de que ellos mismos lo vean. Sé un instrumento de honra. Honra a Dios en las personas, cuando Dios se expresa en ellos.
A menudo digo: “honro a Cristo en tu vida” O “Doy Gracias a Dios por tu vida y lo que ha depositado en ti”.
LA HONRA Y LOS VÍNCULOS
1 Corintios 12:26 dice: “De manera que, si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”.
El entendimiento de que somos un cuerpo en Cristo y miembros los unos de los otros, nos lleva a la verdad de que estamos interconectados respecto a nuestra edificación y crecimiento, por lo que, esa interconexión nos mueve a cuidarnos mutuamente, si uno sufre, todos nos dolemos y buscamos el consuelo en el Señor, de quien viene la restauración, y si uno es honrado, todos nos gozamos pues hemos entendido que el bien del cuerpo es la prioridad, por lo que algo que beneficie al cuerpo, aunque parezca no beneficiarnos a nosotros de manera personal, en realidad, si nos beneficia, pues formamos parte del mismo cuerpo, y existimos con el mismo objetivo de que Cristo sea glorificado en su cuerpo.
Romanos 12:10 dice: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”.
El apóstol Pablo ha venido hablando en esta sección del hecho de que somos cuerpo, y Dios nos dio diferentes dones para la mutua edificación, pero pasa a explicar que el ejercicio de los dones debe practicarse desde el amor, y desde la humildad. Cuando dice, en cuanto a honra, prefiriéndonos unos a otros, lo que está tratando de decir, es busquen que otros sean honrados con su servicio, es muy probable que el apóstol tiene en mente el llamado que Cristo no hizo a hacer servidores de los demás, para alcanzar una honra eterna.
Marcos 10:43-44 dice: “Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor (diakonos), (44) y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo (esclavo) de todos”.
Hay dos opciones de servir, quieres ser grande, ayuda a otro en asuntos de administración, pero si quieres ser el primero (recibir honra), entonces humíllate antes otros (hónralos). Cristo deja claro que el que quiera recibir honra en el reino venidero, debe honrar a otros en este tiempo.
En cuanto a honra, prefiriéndoos, la idea es, adelántense a honrar primero a otros que, a ustedes mismos, pues el verdadero amor, deja que los otros elijan primero, que los otros se beneficien primero, ya que el verdadero amor no busca lo suyo propio, pues ha decidido hacer de su interés los intereses de los demás.
Filipenses 2:3-4 dice: “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, (4) no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás”.
Gracias, por la edificación, mucho que meditar.
Gracias Pastor ABEL graacias ________________________________