LA ORACIÓN QUE NOS CONSTITUYE EN TIERRA FÉRTIL

Introducción:

Es importante entender que cuando hablamos de oración, hablamos de vida y dinámica espiritual. No nos referimos solamente a la acción de cerrar los ojos y decirle algo a Dios, sino a su sentido más y más amplio.

  • La oración es toda una vida en coherencia de lo que expresamos a Dios.
  • Es el aroma que expedimos por causa de nuestro crecimiento espiritual.
  • Es la palabra que recibimos de Dios gobernando nuestros pensamientos y acciones, para luego producir palabras de contenido espiritual.
  • Es el conjunto de nuestras palabras que son oídas por Dios.
  • Es el mensaje que damos con nuestra vida entera como un todo, aunque sea por fe en lo que buscamos alcanzar.

Si entendemos la oración como la agenda espiritual que llevamos atravesando nuestras agendas humanas y naturales, entonces sabemos que esa oración tendrá un efecto en nuestras vidas.

HABLEMOS DE TIERRA

Dentro de las promesas que recibió Abraham al ser llamado, Dios prometió entregarle una tierra fértil. Cuando Dios le dijo que saliera a la tierra que le mostraría, él obedeció. Abraham salió y llegó a la tierra.

Génesis 12:5-7 dice: “Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. (6) Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. (7) Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido”.

Al pasar los años, los hijos de Jacob y sus generaciones quedaron esclavos en Egipto. Luego Dios sacó a Israel para llevarlo a una tierra fértil.

Éxodo 3:7-8 dice: “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, (8) y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo”.

La tierra era un punto gobernante, como parte de aquella promesa.

Regresando a Abraham, sabemos que no habitó la tierra como dueño de ella, sino como extranjero. ¿La razón? Él esperaba otra promesa.

Hebreos 11:9-10 dice: “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; (10) porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”.

Abraham recibió una promesa natural, pero creyó en una promesa espiritual y eterna. Eso lo convierte en un padre de fe. Él fue precursor, no sólo por creerle a Dios, sino por entender la calidad, la grandeza y la naturaleza de aquella promesa. Sin embargo, sabemos que aquella promesa que Abraham esperaba por fe, no fue provista sino hasta la muerte de nuestro Señor Jesucristo.

Hebreos 11:39-40 dice: “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; (40) proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros”.

Abraham había visto una construcción espiritual, establecida en una tierra que no era Canaán. Israel nunca entendió las intenciones de Dios. Hasta hoy, Israel no ha entendido que las intenciones de Dios nunca fueron poner una nación escogida en una tierra escogida, sino que Dios busca una ciudad establecida en el corazón de hombres y mujeres llamados a la vida espiritual. La tierra que Dios escogió es el corazón. Israel llegó a Canaán, pero nunca le entregó el corazón a Dios. Si alguno tiene dudas al respecto, puede leer lo que claramente expresa Isaías 5.

LA TIERRA DE AQUELLA PROMESA.

Jesús aclaró cuál es la tierra fértil de aquella promesa.

Mateo 13:3-23 dice: “Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. (4) Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. (5) Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; (6) pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. (7) Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. (8) Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. (9) El que tiene oídos para oír, oiga. (10) Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? (11) El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. (12) Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. (13) Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. (14) De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:

De oído oiréis, y no entenderéis;

Y viendo veréis, y no percibiréis. (15) Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,

Y con los oídos oyen pesadamente,

Y han cerrado sus ojos;

Para que no vean con los ojos,

Y oigan con los oídos,

Y con el corazón entiendan,

Y se conviertan,

Y yo los sane. (16) Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. (17) Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. (18) Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: (19) Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. (20) Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; (21) pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. (22) El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. (23) Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”.

LAS RAÍCES DE LA PALABRA

¿Cómo son las raíces de la Palabra en el corazón del hombre?

Si la palabra que oímos está viva, entonces debe tener implicancias. Es decir, la palabra va creciendo como un fuego que busca consumirlo todo. Puede comenzar con una pequeña llama, pero se alimenta de aquello que va abarcando, mientras no encuentre cortafuegos.

La semilla tiene una instrucción: extender sus raíces. Una palabra puede ser sumamente sencilla, pero tener implicancias superlativas.

Por ejemplo, cuando habla un gobernante, sus comentarios tienen repercusiones. No es así con un simple ciudadano. El lugar de autoridad que ocupa hace relevante hasta sus más intrascendentes comentarios.

Sin embargo, al evangelio no le interesa volverse viral en las redes. Al evangelio no le interesa estar en los titulares de un diario. El evangelio no busca espacios televisivos. El evangelio sólo busca volverse viral en un corazón, hasta tomarlo todo. Él busca extender sus raíces en un corazón que no oponga resistencia.

¿Cómo suena una piedra en un corazón? “Aquí no te metas”.

LA ORACIÓN NOS CONSTITUYE

Definición del verbo constituir según la RAE:

1. tr. Formar, componer, ser.

2. tr. Establecer, erigir, fundar.

3. tr. Dotar a alguien o algo de una nueva posición o condición.

4. tr. Depositar una cantidad de dinero.

5. tr. p. us. Obligar a alguien a hacer algo. Constituir a una persona EN una obligación.

6. prnl. Asumir obligación, cargo o cuidado.

7. prnl. Dicho de un tribunal, un consejo, una junta, etc.: Reunirse o congregarse.

8. prnl. Dicho de una persona, especialmente de una autoridad: Presentarse en un lugar.

De estas 8 acepciones vamos a resaltar dos:

  1. Estar constituidos, significa estar establecidos, erigidos, fundados. Esto significa “ser puestos en”. Es decir, sabemos que el evangelio nos constituye En Cristo. El apóstol Pablo dice que nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto. Esta es una geografía espiritual sobre la cual hemos sido puestos en nuestra vida espiritual.
  2. Pero además hay otra forma de constitución: formar, componer, ser. A este aspecto de la constitución se refería Jesús cuando habló de aquella tierra fértil.

La pregunta es: ¿Seremos tierra fértil para la palabra?

A una tierra infértil no se le insiste con más semillas. No son la cantidad de semillas la que transforman una tierra, sino la capacidad que la tierra tiene para abrirle paso a la semilla.

¿Porqué la oración nos constituye en tierra fértil? Porque la oración abre paso a la palabra, componiéndonos y formándonos a la imagen del Señor.

El alma del hombre tiene espacios y sistemas asombrosos y complejos. A todos ellos quiere llegar el evangelio. Esos sistemas han sido, por generaciones, violentados y mal usados. Hoy pueden transformarse en la tierra correcta. El evangelio transforma lo que antes era muerte, en vida. “¿Vivirán esos huesos?” (Ezequiel 37:3).

CORAZONES CON PIEDRAS

Quiero concentrarme en un solo tipo de tierra.

  • En esta ocasión no tocaremos la tierra que es como el camino: aquella que rechaza la palabra. Esta es la tierra del corazón endurecido. Romanos 2:4-5 dice: “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? (5) Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios…”
  • Tampoco la tierra que está llena de espinas. Esa forma de corazón que acepta todo lo que recibe. Es fértil para todo lo que vuela a su alrededor. Está llena de palabras que germinan y abarcan tanto lugar que la vida espiritual no crece. 2 Timoteo 3:7 dice: “Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”.

Hablemos de los corazones llenos de piedra. Son corazones que reciben la palabra con gozo. Eso significa que la palabra es aceptada. Tiene espacios fértiles pero otros inaccesibles. Corazones que le ponen límites al avance del evangelio en sus almas.

El evangelio parece haber germinado en ellos. Tienen una apariencia de “cristiandad”, pero el problema está en lugares que no son vistos a simple vista.

Siempre están prometiendo dar fruto, pero cuando los examinas bien, aún no los han dado. En una generación con pocos frutos espirituales, esto no se nota, pero eso no lo hace menos grave.

Una es la falta de fruto por causa del proceso de madurez, y otra es la inmadurez crónica. Aquella inmadurez patológica, es la que se produce en una generación que no madura y no madurará, a menos que sea despedregada (Isaías 5).

UN EVANGELIO QUE EXTIENDE SUS RAÍCES EN EL ALMA

El evangelio busca extender sus raíces. Veamos algunos ejemplos de aquellas áreas que el evangelio busca transformar en el alma. Estos son ejemplos de sistemas que son trastornados y reformados por la vida del evangelio.

MEMORIA

2 Corintios 5:16-18 dice: “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. (17) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (18) Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación…”

Hay cristianos que nunca dejan al evangelio trastornar su memoria. Más bien las experiencias con el evangelio vienen a mezclarse con las viejas memorias para formar un solo bloque.

Eso no es lo que busca el evangelio. El evangelio debe abrir nuestros ojos para vernos en Cristo y entender que la memoria de cosas pasadas son sólo memorias del viejo hombre y no de quienes hoy somos. Eso es muy profundo, pero el evangelio quiere llegar hasta allí.

Algo debo advertirte: de todas maneras, toda memoria que no haya sido redimida en Cristo, será olvidada y desechada.

¿Realmente crees que en la eternidad habrá personas recordando los viejos pecados? Eso es sólo una sombra en tu mente, pero que tiene fecha de caducidad. El asunto es que permitas al evangelio entrar en tu memoria.

Algunos dirán: “qué mas quiero yo que olvidar lo pasado”. No tan rápido. La razón por la cual muchos no meditan y permiten al evangelio crecer en esa área del alma es que, aunque puede producir daño, también es un gran productor de excusas y comodidades. Nos otorga “justificativos” a acciones que no provienen del espíritu. Es como quitar una pieza en un engranaje bien lubricado. Si quitas uno, todos se desmoronan.

Si tu memoria no es reformada por la vida espiritual, entonces no debe extrañarte que se te olviden las cosas importantes.

IDENTIDAD

Juan 1:12-13 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (13) los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

El evangelio busca reformar tu identidad. En realidad, sin vida espiritual no hay identidad, sino sólo una frágil columna de humo que el hombre acepta como identidad. No sabemos quienes somos hasta que no alcanzamos la madurez espiritual. Hasta que no se manifiesta quienes somos en el espíritu, no sabremos cuál es nuestra identidad.

Muchos cristianos pasan su vida defendiendo su vieja identidad y eso los detiene en su madurez. “así soy yo”, “me tienen que aceptar como soy”, “así me conocen todos”…

EMOCIONES

Esta no es una lista de cosas para cambiar. Estamos ejemplificando algunas áreas a las que el evangelio busca extender sus raíces, pero muchas veces no permitimos.

Las emociones son parte de los sistemas del alma que alimentan y son alimentados por otros sistemas. No le permitimos al evangelio definir y redefinir esos sistemas. Entonces las emociones terminan tomando decisiones por nosotros, aún cuando tenemos una cabeza llena de versículos bíblicos.

Aceptamos la palabra, pero no le dejamos extender sus raíces.

Filipenses 2:17-18 dice: “Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. (18) Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo”.

1 Pedro 4:12-13 dice: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, (13) sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”.

Lucas 6:22-23 dice: “Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. (23) Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas”.

CULTURA

El evangelio produce una cultura. Una cultura es notada por otros. Cuando usted ve una cultura de extranjeros viviendo en un país, lo nota. No hablamos de la cultura evangélica, donde somos identificados por reuniones ruidosas, vocabularios bíblicos, sino de una cultura que expresa nuestra ciudadanía celestial y la naturaleza del amor de Dios.

1 Pedro 2:11-16 dice: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, (12) manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. (13) Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, (14) ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. (15) Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; (16) como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.

PLANES Y AGENDAS

2 Pedro 1:5-8 dice: “vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; (6) al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; (7) a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. (8) Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Efesios 5:15-17 dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, (16) aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. (17) Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”.

Nuestras agendas son lugares llenos de piedras. Oímos la palabra, pero no dejamos que modifique nuestros planes.

Tenemos agendas llenas de cosas impuestas por el mundo. Dios nos otorga paz y descanso, pero no usamos esa paz para entregar agenda a las cosas espirituales. No las valoramos y le terminamos entregando tiempo a cosas vanas que no edifican nuestras vidas.

¿Quieres saber si tu corazón tiene piedras? Sencillo: dime cuánto tiempo pasas viendo cosas que no edifican tu alma en la vida espiritual y qué actitud tienes frente a las convocatorias del Espíritu. (Reuniones, células, herramientas espirituales, reuniones con personas que pueden edificarte, etc). Esto no es para que te sientas condenado, sino para que puedas identificar tu alma. Debes saber que Dios puede despedregar tu alma, pero debes estar dispuesto a lo que eso implica.

Oración: Padre, quita las piedras de mi alma, para que tu evangelio no encuentre tropiezo en mí.

GUSTOS Y PLACERES

Uno es el resultado que alcanza un cristiano esforzándose por no ceder a las tentaciones, y otro es el resulado de un corazón que abre camino al evangelio modificando y reformando aquellos sistemas del corazón que definen lo placentero.

Madurez no es un cristiano reprimiendo deseos, sino aquel que ha permitido que el evangelio transforme lo que es placentero para nosotros.

2 Corintios 4:17-18 dice: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; (18) no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Colosenses 3:1-5 dice: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. (2) Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. (3) Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (4) Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. (5) Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría…”

0 comentarios en “LA ORACIÓN QUE NOS CONSTITUYE EN TIERRA FÉRTIL”

  1. GRACIAS SEÑOR por hablarme cuando estaba volviendo a perderme
    SEÑOR tú que nunca me abandonas
    SEÑOR tú que conoces el número de mis cabellos y cada pensamiento mío
    No puedo explicar lo que se conmueve mi corazón cuando me explicas lo que te estaba preguntando, cuando me volves a rescatar cada vez de las tinieblas.
    NUNCA me hubiera imaginado comprender con tanta claridad que mi necesidad sin nombre era: despedregar mi corazón. Y que mi malestar era: tortura del viejo hombre.

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