En este apartado veremos dos virtudes de Cristo ( sinceridad y veracidad ) que somos llamados a manifestar en nuestra vida. El apóstol Pablo hace especial énfasis en sus cartas acerca de estas virtudes, poniendo en evidencia un contraste con el mundo grecorromano en el cual vivía; mundo que le tuvo como uno de sus ejes a la actuación y la hipocresía como forma de vida.
1 Corintios 5:7-8 dice: “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. (8) Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”.
En este capítulo, el apóstol empieza corrigiéndoles, pues han permitido que el pecado manche la hermosura de la iglesia. No estaban cuidando la pureza de la iglesia, y Pablo les recuerda que la inmoralidad era una vieja levadura de la cual debían limpiarse, para poder revestirse de Cristo en la forma de sinceridad, que aquí alude a la pureza y de verdad.
La palabra que se traduce sinceridad es el griego G1505 eilikrineia que significa pureza, sinceridad, limpieza. Es la cualidad de ser honesto y directo en actitud y discurso (la ausencia de afectación o pretensión). Esta palabra griega se compone de dos palabras: heile, que significa “rayo del sol”, y krino, que significa “juzgar”. Una persona sincera es aquella cuyas acciones son aprobadas al ser expuestas a la luz.
Añadir la virtud de la sinceridad a nuestras vidas comienza con el entendimiento de la naturaleza de la verdad de Dios y la luz a la que hemos sido llamados. Si entendemos que hemos sido quitados de las tinieblas y llamados hijos de luz, esa realidad expondrá en nosotros muchas estructuras de mentira y la vieja naturaleza de la cual debemos despojarnos.
La sinceridad nunca comienza siendo un acto verbal, sino más bien una forma de vida. Si crecemos en el entendimiento de la luz de Dios, podemos traer nuestras almas a la humildad de reconocer sus debilidades, falencias y vanidades.
Hay una sentencia que todo hijo de Dios debe cultivar en su interior: Cristo es La Verdad. Verdad es lo que hay de Cristo en mí. Todo lo que no exprese la imagen de Cristo en mi vida, es una estructura de mentira que debe ser desalojada.
Marcos 12:14 dice: “Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?”.
La palabra veraz se traduce del griego G227 alethes que significa verdadero, que expresa o es caracterizado por expresar la verdad, no falso, coherente con hechos o realidad, o una afirmación verdadera. También tenemos la palabra hebrea emet, que significa “estabilidad, certeza, seguridad”.
ENEMIGOS DE LA SINCERIDAD Y LA VERACIDAD
La verdad es el fundamento sobre el cual está edificado todo lo que permanece. Cualquier estructura que se levante contra la expresión de Cristo en nosotros, debe ser considerada enemiga. Algunas de esas estructuras que podemos mencionar son:
- La altivez.
- La hipocresía y el engaño.
- La autojustificación
- El ser sabios en nuestra propia opinión.
La sinceridad nunca comienza con la manera en que nos dirigimos a otros, sino en nuestro vínculo con la verdad. Es resultado de una creciente consciencia de que somos vistos por Dios y buscamos ser coherentes con esa luz.
2 Corintios 1:12 dice: “Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que, con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros”.
EL FUEGO DE PRUEBA DIARIO
Añadir sinceridad y veracidad requiere cuidar nuestras acciones somo si éstas fueran puestas a prueba inmediatamente delante del trono de Dios. Como hijos de Dios no necesitamos esperar un juicio que examine nuestras acciones, sino que todas ellas son llevadas a Su trono para examinarse, de manera tal que podemos despojarnos de todo aquello que no es sincero y verdadero.
De esa manera, llevando a prueba diaria nuestras acciones y humillándonos delante de Dios, podemos estar confiados de que seremos hallados irreprensibles el día de Cristo.
Filipenses 1:10 dice: “…para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo…”.
2 Corintios 2:17 dice: “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que, con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”.
Añadir sinceridad requiere nunca utilizar la palabra de Dios como excusa para ocultar intenciones personales, manipular u obtener beneficios que no producen edificación de lo eterno en quienes nos rodean.
DESECHANDO TODA SIMULACIÓN PARA SER LA EXPRESIÓN DE CRISTO
Otro término que también se traduce sincero, es la palabra griega G505 anypokritos que significa no fingido, no simulado, no pretendido, no hipócrita, es decir, sentido o expresado sinceramente. Aparece en los siguientes 6 pasajes:
Romanos 12:9 dice: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno”.
2 Corintios 6:6 dice: “…en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero…”.
1 Timoteo 1:5 dice: “Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida…”.
2 Timoteo 1:5 dice: “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”.
Santiago 3:17 dice: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”.
En nuestra expresión de Cristo, nos vemos en la necesidad de expresar sinceridad en estos aspectos de la vida espiritual:
- Sinceridad en el amor. La palabra sinceridad se usa tres veces para hablar del amor puro que viene de Cristo, de ese amor que no se da por interés, ni por apariencia, sino que brota de nuestro espíritu provocado por el Espíritu de Dios en nosotros. Y esto es relevante para nuestros días, pues vivimos en una sociedad llena de apariencia y de intereses personales, donde el concepto de amor ha sido tergiversado por los medios de comunicación y por la cultura, pero el Señor quiere volverlos a llenar de ese amor puro, sincero, sin máscara y sin intereses.
- Sinceridad en la fe. El término sincero también se usa con referencia a la fe, pues puede existir una falsa profesión de fe, como aquellos que se agregan a una iglesia en busca de los beneficios que podrían obtener de Dios, pero su fe no es pura, no es sincera. Y el apóstol explica que la fe sincera, está ligada a un amor a Dios que nade de corazón limpia y a una buena conciencia.
- Sinceridad en la sabiduría. El apóstol Santiago en su carta también habla de una sabiduría sincera, que es la que desciende de Dios, y que contrasta con la sabiduría humana que crea divisiones. Y vemos que esta sabiduría sincera se caracteriza por su pureza, por promover la paz, así como por su amabilidad, misericordia y buenos frutos.
LA SINCERIDAD, LA VERACIDAD Y LOS VÍNCULOS
La verdad es una naturaleza que nos ha sido dada en forma de vida espiritual. Somos verdad en la porción de Cristo que nos ha sido dada en el espíritu. Expresamos verdad en la medida en que crecemos en la manifestación de esa naturaleza en nuestras almas por causa de la madurez espiritual.
Nuestras almas deben ser revestidas de sinceridad y veracidad. Edificar esas virtudes en nuestras almas nos llevará a fortalecernos en vínculos con nuestros hermanos. Esos vínculos son indispensables para nuestra madurez y nada que hagamos separados del Cuerpo de Cristo puede tener valor eterno.
A continuación veremos cuánto énfasis se hace en la importancia de la sinceridad y la veracidad en los vínculos del Cuerpo.
1 Pedro 1:22-23 dice: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; (23) siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.
Efesios 4:25 dice: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”.
En muchos pasajes bíblicos también se traduce como sinceridad la palabra griega G1103 gnesios que significa genuino, verdadero, y se refiere a la cualidad de ser honesto y directo en actitud y diálogo.
2 Corintios 8:8 dice: “No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro”.
1 Timoteo 1:2 dice: “a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor”.
Tito 1:4 dice: “a Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo nuestro Salvador”.
Filipenses 4:3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
LA SINCERIDAD ES LIBERTAD DE LOS SENTIDOS
2 Corintios 11:3 dice: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”.
La virtud espiritual de la sinceridad produce transformación trayendo libertad a nuestras almas del gobierno de los sentidos. Cuando somos sinceramente fieles a Cristo, eso se refleja en un resultado directo: nuestra independencia del gobierno de los sentidos sobre nuestra alma. Ser fieles a Cristo requiere ser gobernados por Su naturaleza en nuestras almas y ya no por el alimento de lo que nuestros sentidos reciben.
COMO AÑADIR SINCERIDAD Y VERACIDAD
Añadir virtud a nuestra fe es resultado de una gestión persistente y responsable de nuestra parte. El resultado de esa gestión es el fruto del conocimiento de Dios, lo cual significa que vemos al Señor expresándose más y más a través de nuestras almas. A continuación veremos algunos consejos para añadir estas virtudes e nuestras almas:
- Determine profundizar más y más en el entendimiento de la naturaleza y realidad de la Verdad.
- Valore la Palabra de Verdad por sobre todas las cosas. Conduzca a su alma a menospreciar lo humano, terrenal y material, frente a la importancia de lo eterno y verdadero.
- Procure exponerse a la luz de Dios en pensamientos y actitudes del corazón para examinar la sinceridad del amor hacia sus prójimos.
- La virtud de la sinceridad espiritual no tiene que ver con decir lo que se piensa, sino con despojarse de todo pensamiento que no provenga de Cristo, para que nuestra expresión sea verdadera. Procure evaluar lo que expresan sus palabras de acuerdo a este parámetro. ¿Cuánto edifica y colabora con la expresión de Cristo lo que hablo y manifiesto?
- Establezca batalla contra toda forma de amor humano y superficial, como así también contra toda forma de fe fingida o sabiduría humana que quiera alojarse en su corazón.
- Conduzca a su alma hacia el anhelo del conocimiento de la Verdad y su manifestación.
PASAJES PARA MEDITAR
Mateo 22:16 dice: “Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres”.
Juan 7:18 dice: “El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia”.
Filipenses 4:8 dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
2 Corintios 6:8 dice: “…por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces…”.
1 Juan 2:27 dice: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”.
Tito 1:12-14 dice: “Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos. (13) Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, (14) no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad”.
2 Pedro 2:22 dice: “Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno”.
Efesios 6:5 dice: “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo…”.
Colosenses 3:22 dice: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios”.