EL VIEJO HOMBRE Y EL NUEVO HOMBRE

Efesios 4:22-24 dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, (23) y renovaos en el espíritu de vuestra mente, (24) y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.

En este pasaje el apóstol Pablo está hablando de la edificación de la iglesia y explica la necesidad despojarnos de los viejos hábitos, del viejo hombre, por medio de la renovación de la mente con el objetivo de asumir la vida de la nueva naturaleza que Dios creó en justicia y santidad.

La salvación del alma se produce cuando, por causa de la vida espiritual y el nuevo nacimiento, hay un despojo del viejo hombre.

La salvación del Espíritu pone en evidencia al “viejo hombre”.

¿Qué es el “viejo hombre”? Es una estructura humana y natural construida por el mundo, el hombre y las tinieblas, que nada contiene de la Verdad que es En Cristo.

El Viejo Hombre está constituido por:

  • Experiencias.
  • Cultura.
  • Historia.
  • Carácter.
  • Temperamento.
  • Memoria.
  • Maneras de vivir.
  • Maneras de pensar. Paradigmas.
  • Relaciones personales.
  • Agenda. Sueños. Proyectos.
  • Pecados pasados. Debilidades. Iniquidad.
  • Logros personales. Victorias obtenidas por fuerzas personales.
  • Bondad y amor humano.

Romanos 6:5-6 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; (6) sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

El Nuevo Hombre es: Cristo.

Colosenses 3:9-11 dice: “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, (10) y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, (11) donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”.

El apóstol Pablo está explicando que si fuimos despojados del viejo hombre, no debemos volver a servir al pecado ni a actuar según los viejos hábitos, pues la naturaleza que nos fue concedida debe manifestar la imagen de Cristo en nosotros, quien ahora es todo de lo que trata nuestra vida.

Hebreos 11:39-40 dice: “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; (40) proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros”.

Muchos actuaron en obediencia poniendo en ejercicio su fe, sin embargo la perfección en Cristo no está disponible para ellos, como lo está para nosotros, eso es lo mejor que Dios ha proveído para nosotros, la oportunidad de ser perfeccionados en el alma.

Hebreos 10:35 – 11:1 dice: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; (36) porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. (37) Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. (38) Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. (39) Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

Vemos como el escritor a los hebreos anima a la iglesia a perseverar y a desarrollar la paciencia, pues la venida de Cristo está cercana, y cuando le veamos seremos como Él es, pero de momento no retrocedemos, sino que crecemos en fe, para la salvación de nuestra alma, para a Cristo creciendo en nosotros.

En este pasaje nos muestra que aparte de la fe para salvación, el otro aspecto de la fe es creer en la perfección que fue comprada por el sacrificio de Cristo.

Hebreos 10:26-27 dice: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, (27) sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”.

Lo que está diciendo aquí el escritor es que cuando alguien ya aceptó su vida pecaminosa como normal, ya no queda más sacrificio por el pecado. Pues el antiguo pacto, contemplaba sacrificios innumerables, pero en el nuevo pacto ya fue ofrecido el sacrificio perfecto que fue Cristo, y si tenemos la fe para vernos perfectos en Cristo, no podemos aceptar como norma de vida el seguir pecando voluntariamente, pues esta fe nos lleva a vernos perfectos en Cristo. Aquí el escritor está hablando de alguien que aceptó su vida en la imperfección, por lo que su vida de pecado voluntario evidencia su falta de fe, y el no haber sido salvo.

Lo que estos pasajes nos enseñan es que la fe tiene que actuar en nosotros para que la obra de perfeccionamiento de Cristo en nosotros, que todavía no la vemos manifestada, podamos verla cada día más, es la fe que me lleva a la certeza de la transformación en nosotros, a los antiguos la fe les dio buen testimonio, pero a nosotros nos da perfeccionamiento.

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